El espectáculo dantesco que un grupo de simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador escenificó la tarde del sábado 18 de marzo en la plancha del Zócalo capitalino para denostar a la Ministra presidenta de la Corte, Norma Piña Hernández, solo viene a reforzar el hecho de que polarizar y dividir está por encima que pugnar por la unidad de la sociedad mexicana.
El grado de irracionalidad demostrados ese día, al igual que el reprobable hecho suscitado el pasado 8 de marzo a las puertas de la sede de la Suprema Corte, cuando una mujer vestida con lo que supuso ser una toga y birrete, acompañada de una escopeta de utilería, se apersonó para gritar cualquier cantidad de insultos para fustigar el nombramiento de Piña Hernández al frente de la SCJN, ya sobrepasó cualquier límite y si no se pone un freno, podría escalar a mayores y muy graves consecuencias.
Ambos hechos son totalmente reprobables y tienen un antecedente en común: son producto de los ataques previos que ha hecho el presidente López Obrador a la Corte y a sus integrantes, al señalarlos de corruptos y de pertenecer a la mafia de conservadores que están en contra de la transformación y avance del país.
Es, sin duda, el mismo discurso de odio que el mandatario federal ha esgrimido en contra de organismos autónomos y sus cabezas, porque no se alinean a los preceptos ya no de su gobierno, sino de su pensamiento muy personal.
A lo largo de su mandato, el presidente de la República ha ocupado gran parte de su energía en querer controlar todo lo que sea posible, sin importar consecuencias. Así lo hizo en el Conacyt y en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), y así lo quiere hacer en el INE, el INAI, la Cofece, incluso hasta en la propia UNAM.
En la Corte no pudo y los propios ministros fueron los que colocaron a Norma Piña Hernández como su presidenta, en medio precisamente de graves señalamientos de plagio de tesis contra la ministra Yasmín Esquivel -quien llegó a la SCJN a propuesta del propio AMLO-, y a quien se le cayó el mérito de querer presidir el máximo tribunal de justicia.
A partir de entonces, López Obrador no ha cesado en sus críticas hacia el Poder Judicial y más allá de buscar concesos y canales de comunicación, entorpece el sano camino del diálogo, como lo ha hecho en el Poder Legislativo con los legisladores de oposición y sus partidos.
Y es precisamente a raíz de sus declaraciones matutinas como el presidente azuza a su clientela, no solo en redes sociales, sino en los hechos, como se ha visto ya con la ministra Piña Hernández.
Es tan grave la soberbia del mandatario, que hasta algunos de sus colaboradores se suman al linchamiento de personajes sin mediar ningún trazo de respeto.
Tal es el caso de Jorge Luis Taddei Bringas , delegado de la Secretaría de Bienestar en Sonora, quien fue señalado en redes sociales por burlarse de la quema de la figura de la ministra Norma Lucía Piña Hernández.
Y es que a través de sus redes sociales, la politóloga Denise Dresser -otra víctima más de los ataques lopezobradoristas-, publicó imágenes del momento de la quema de la figura hecha con cartón y tela, y señaló que esperaba la condena del acto por parte del presidente López Obrador.
El mensaje en Twitter fue respondido por Jorge Taddei: «Eso es gravísimo. Exigimos que la señora sea atendida de sus quemaduras, que supongo de 3er. Grado. Que el gobierno pague los servicios médicos necesarios y se encarcele a los responsables. No se debe llegar al exceso de la violencia física. Pronta recuperación a la ministra«.
Caso contrario fue el sentir de la ministra en retiro y senadora por Morena, Olga Sánchez Cordero, quien en sus redes sociales lamentó “las muestras de intolerancia” contra Norma Lucía Piña.
“Conozco a la ministra presidenta Piña desde hace 25 años, pues fue mi secretaria de estudio y cuenta en la SCJN. Independientemente de esto, las muestras de intolerancia hacia su persona y hacia la institución que representa son inadmisibles. La violencia nunca es la respuesta”, escribió la legisladora.
También la esposa del presidente, la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, se pronunció en contra de la violencia hacia las mujeres, ya sea por vejación de su persona o su imagen. “No convertir la libertad en libertinaje es clave para vivir y convivir en un país plural y democrático como el nuestro. Mi apoyo a todas las mujeres de la política (o circunstancialmente cerca de esta) ante la vejación a sus personas o imagen, o la de sus hijos”, escribió la historiadora.
López Obrador tardó en “lamentar” el hecho contra la ministra y al hacerlo lo hizo más a fuerza que de ganas, dedicando más tiempo a que nadie (según él) hizo o dijo algo cuando quemaron una figura de él.
La Corte ha guardado silencio respecto al tema de la ministra Yasmín Esquivel, quizá a manera de solidaridad, lo cual no se justifica, pero también en cartera la larga lista de carpetas con acciones de inconstitucionalidad al llamado Plan B de reforma electoral que promovió el presidente y que urge ser atendido.
Desde el pasado 26 de octubre, la plataforma Actívate tiene vigente una campaña en pro de la autonomía del INE, la cual lleva casi 26 mil firmas de apoyo y que se puede consultar en la siguiente liga:
https://activate.org.mx/activacion/yodefiendoaline-63596bda58113
De igual forma, desde el 12 de enero está vigente otra campaña en contra del nombramiento de Yasmín Esquivel como ministra de la Corte, debido a las acusaciones de plagio de tesis que pesan sobre ella. Esta campaña lleva más de 7 mil firmas de apoyo y se puede visualizar en la siguiente liga:
https://activate.org.mx/activacion/yasmin-no-puede-ser-ministra-de-la-corte-63c0340527877