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Democracia en riesgo

La iniciativa de reforma electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha convertido en un verdadero galimatías para propios y extraños.

Todo comenzó con la insana idea creada en el colectivo global de que la pretendida reforma busca desmantelar la estructura del Instituto Nacional Electoral, y de paso también al Tribunal Federal Electoral.

El presidente se ha empecinado en modificar las bases que dieron pie a diversos organismos autónomos y en este despropósito no ha tenido miramientos para trastocar los cimientos democráticos que tanto esfuerzo y lucha le han costado a la sociedad mexicana desde mediados de los noventa.

Hoy, esa estructura, parece endeble ante la fuerza política de un gobierno que solo deja más dudas que claridades respecto a sus propósitos aparentemente democratizadores.

Y es que la reforma no solo busca cambiarle el nombre al INE, sino eliminar de tajo los llamados legisladores plurinominales, dejando por entendido que, así como avanza o se mantiene la preferencia electoral, dejaría al partido en el poder con el control prácticamente absoluto en ambas cámaras (Diputados y Senadores).

Es decir, se eliminarían los contrapesos y orillarían al Congreso de la Unión a manipular a su antojo las propuestas de gobierno.

También busca reducir el financiamiento de los partidos políticos y redefinir el concepto de “propaganda” para que el Gobierno Federal se pronuncie durante las elecciones, disposiciones criticadas porque favorecerían al actual partido en el poder.

Este último punto, sin embargo, ya podemos verlo a plenitud en el manipuleo político que AMLO hace enfocar los reflectores en personajes perfilados a futuras competencias electorales. Así es como “destapó” con poco más de dos años de anticipación a las llamadas “corcholatas” que aparentemente contenderán por la Presidencia de la República en el 2024 y que desde ya se placean en eventos públicos de cualquier índole y entidad.

A eso está acostumbrado AMLO, a pasar por encima de las instituciones sin que nadie le ponga freno. Así lo hizo de manera permanente para tener los reflectores encendidos en su larga aspiración por la silla presidencial. Y así quiere que suceda con sus “corcholatas” y así está sucediendo.

Los amagos que la autoridad electoral ha hecho par vetar esos devaneos políticos no son del agrado del inquilino de Palacio Nacional, por ello la tozudes de reformar un órgano autónomo al que siempre le ha tenido tirria, pues no haber llegado antes a la cita con el poder, es una espinita que tiene hondamente clavada, de ahí su permanente discurso de “fraude electoral”.

Hoy AMLO quiere que los consejeros del INE y los magistrados del Tribunal Electoral sean elegidos por voto popular para supuestamente garantizar “elecciones limpias y libres” y para que estas autoridades electorales, “imparciales”, en lugar de “ser nombradas por las cúpulas del poder económico y el poder político, las elija el pueblo”… ¡Así de fácil, pues!

López Obrador no se cansa de criticar la crítica que le hacen, pues argumenta que quienes no están de acuerdo con su iniciativa han orquestado una campaña de engaño hacia la gente. “Esta es una reforma electoral para que haya democracia, no es desaparecer al órgano encargado de organizar las elecciones, eso no va a desaparecer, ni tampoco el tribunal. Lo que no queremos es que continue este sistema corrupto, antidemocrático que está en poder de los conservadores, porque son capaces de hacer un fraude más adelante”.

Y a esas voces críticas de la crítica se ha sumado, incluso, un organismo que ya perdió su esencia: la Comisión Nacional de Derechos Humanos, cuyo principal despropósito es querer ser comparsa del gobierno en turno, enterrando así su propia autonomía.

Hoy la CNDH se mantiene callada ante las interminables olas de feminicidios, masacres, atentados y desplazamientos forzados de miles de familias.

Lejos, muy lejos está la CNDH de su anterior independencia. Hoy confirma que solo es una remora del gobierno federal, violando con ello la Constitución al entrometerse en asuntos que no son de su competencia.